lunes, 8 de marzo de 2010
Efeméride
-Hoy es el 'Día Internacional de la Mujer Trabajadora'.
-¿Y eso qué?
-Es tu día.
-Pues va a ser que no.
-Cómo que no. Pregúntaselo a Bibiana Aidos.
-Y esa ¿quien es?
-La ministra de la Igualdad.
Es tan viejo como el humo el llanto de la víctima. Y la conciencia de ser una explotada. En el autobús municipal no hay viaje en que no se escuche algún testimonio de mujer malherida en su dignidad y en sus derechos humanos. Lo dicen trabajadoras por horas en las casas, lo dicen también abogadas, periodistas, profesoras y 'miembras' de profesiones liberales y personal del sector industrial y del de servicios...todas, o casi todas ellas, se sienten discriminadas, de alguna forma, respecto al hombre.
-La mujer lucha por la igualdad, pero la pierde su afán de imitar al hombre en esa conquista, explica un paisano a una abuela.
-Mi marido- responde ésta por el método Ollendorf- jamás me puso la mano encima. Bueno, ni encima ni de lado, después de que nos casamos, se embarcó en un petrolero y nunca más volvió a dar señales. No lloré al marinero. Lo sustituí por un taxista, cascó pronto, pero me dio unos hijos hermosos. Ahora tengo dos nietas en la Universidad. Son feministas y me fríen a cuenta del machismo. Cómo si no supiera yo bastante. Estoy harta de repetirlas que la violencia no tiene justificación en ningún caso y ellas me replican que las de mi generación fuimos muy pasivas y condescendientes con los hombres.
-Y ¿qué son para usted?
-Unos compañeros. A veces, muy latosos, pero tan necesarios como el aire.
-¡Que cachonda!. Le cuento un sueño. Anoche me topé de bruces en un autobús con Bibiana Aidos. Andaba repartiendo un folleto con motivo de la efeméride. Me dio uno y le pregunté: ¿Por qué eres ministra de la Igualdad? y su respuesta textual fue: "No sirvo para otra cosa".
-¿Y eso qué?
-Es tu día.
-Pues va a ser que no.
-Cómo que no. Pregúntaselo a Bibiana Aidos.
-Y esa ¿quien es?
-La ministra de la Igualdad.
Es tan viejo como el humo el llanto de la víctima. Y la conciencia de ser una explotada. En el autobús municipal no hay viaje en que no se escuche algún testimonio de mujer malherida en su dignidad y en sus derechos humanos. Lo dicen trabajadoras por horas en las casas, lo dicen también abogadas, periodistas, profesoras y 'miembras' de profesiones liberales y personal del sector industrial y del de servicios...todas, o casi todas ellas, se sienten discriminadas, de alguna forma, respecto al hombre.
-La mujer lucha por la igualdad, pero la pierde su afán de imitar al hombre en esa conquista, explica un paisano a una abuela.
-Mi marido- responde ésta por el método Ollendorf- jamás me puso la mano encima. Bueno, ni encima ni de lado, después de que nos casamos, se embarcó en un petrolero y nunca más volvió a dar señales. No lloré al marinero. Lo sustituí por un taxista, cascó pronto, pero me dio unos hijos hermosos. Ahora tengo dos nietas en la Universidad. Son feministas y me fríen a cuenta del machismo. Cómo si no supiera yo bastante. Estoy harta de repetirlas que la violencia no tiene justificación en ningún caso y ellas me replican que las de mi generación fuimos muy pasivas y condescendientes con los hombres.
-Y ¿qué son para usted?
-Unos compañeros. A veces, muy latosos, pero tan necesarios como el aire.
-¡Que cachonda!. Le cuento un sueño. Anoche me topé de bruces en un autobús con Bibiana Aidos. Andaba repartiendo un folleto con motivo de la efeméride. Me dio uno y le pregunté: ¿Por qué eres ministra de la Igualdad? y su respuesta textual fue: "No sirvo para otra cosa".
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