Fraude

Una mujer sube al bus, termina de plegar su paraguas y mientras valida el billete, mira sonriendo al conductor y exclama por saludo: "¡Vaya tiempecito!". El del volante, rápidamente, corta en seco su sorna: "Esta primavera es un auténtico fraude". Esos comentarios llegan al tímpano de varios viajeros que invariablemente van pensando en lo suyo y pasan. Pero uno, siempre hay uno fuera de rebaño, manda un tag al cerebro. Desagrado. Clima.Injusticia. Lo que le ocurre al tipo es que no admite critica sobre la conducta de las nubes. Él- es un suponer- cree que también ellas están obligadas a aliviar sus vejigas, de vez en cuando. Y, hasta se las imagina corriendo por los cielos en busca de retretes en los que dar rienda suelta a los esfínteres. "¡Qué tías más cachondas!" siempre reinciden en zonas verdes", comenta para sí. Su soliloquio termina ahí, pues las confidencias de otros dos paísanos, reclaman su atención.

-Oye, no tiene nada que ver con el tiempo, lo que te voy a contar.
-Corre, dime lo que quieras, que enseguida llega mi parada.
-He visto salir a unos recién casados de la iglesia.
-¿Y qué?
-Me ha hecho gracia la música.
-No me dirás a estas alturas que la marcha nupcial o el himno nacional.
-No. 'La llegada de la Reina de Saba', de George Friedich Haendel.
-¿No lo habrás escuchado al entrar la novia al templo?
-Negativo. La he oído al salir la pareja de la iglesia.
-La moda es la moda.
-Ya. Y el silencio, un lujo desconocido.

En ese momento, al viajero escuchador le entra un mensaje al móvil. "¡Ya es casualidad!" dice en alto para desahogar su sorpresa; luego, lee el texto al vecino de asiento: "Xfa, recomiend music pa bda cuñad". "Pues si, puta casualidad", ratifica éste. Un segundo después el susodicho viajero manda sms de vuelta: "Romance Conde Olinos. Nuevo Mester de Juglaría".