-¿Te acuerdas de los Pitufos?
-Sí. Eran unos extraños seres azules que vivían en las setas.
-¡Cuidado! Agárrate.
-¡Caray con el frenazo!
El conductor del autobús municipal se levanta del asiento. "¿Alguien se ha hecho daño?", pregunta en alto. Su voz sale disparada al aire, rebota en el techo, abre un agujero y vuela a la velocidad de la luz hasta el palacio de la Bolsa de Madrid. Justo en el momento en que los viajeros, ya respuestos del susto, dicen "Noooooooooo", la interrogación se expande por el principal mercado de valores. Los dueños de las acciones -bancos y empresas- que cotizan en el Ibex 35 pasan de responder. El coscorrón se sirve a los finos helado para que no duela y la tila, si hay que apurarla, va de un trago. Je, je. El dinero, por lo visto, es ahora ave rapaz. Los expertos dicen que vuela al menor rumor de la hojarasca. La fabla, es lo que tiene, chisme e insidia, que mata sin arcabuz.
"¡Oiga!, haga el favor, que no conduce ganado", grita un vejete al sentir que el cuatro ruedas se pone de nuevo en marcha. Otra viajera, con pinta de haber exprimido limones a cientos, redondea la frase: "Hay que follar más y dejarse de aspavientos". "¿Eso es trabajoso?", pregunta un crío al mochilero que lo acompaña. Éste, distraído con el canto del grillo que el menor lleva encerrado en caja, contesta un 'perhaps'' que en traducción libre de tag se resume: cada uno lo tome, como quiera.
"Yo -dice una lunática- prefiero fumar" y remeda, abriendo la boca -en el espacio libre de humos- su esclavitud al vicio que llegó de América. La espiral blanca, más que voluta, sale cual lava embriagadora a bocanadas de sus fauces. Al cazador de palabras ajenas la maniobra anti-ministra Trini, le conduce -sin saber cómo ni por qué- directamente al maldito Nelson y a su amante, una lady con casa guay en el Mahón de Menorca.
El punto catedrático lo deja caer en el viaje un obrero de la construcción a otro colega que le llama chapuza. No hay el socorrido del 'tú más' sino un dato histórico que lee tras conectarse a Internet en su Ipod. "En el año de la Encarnación del Señor 1188, en el día 1 de abril, fueron colocados por el Maestro Mateo los dinteles de la puerta mayor de la iglesia de Santiago, que dirigió la obra de dichos portales desde sus cimientos".
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