Croar

-¿Es cierto que te vas?
-Si, me voy. Estoy harto de oír croar.
-Pero si vives en un lugar en el que no hay ranas.
-Esas no me molestan. Son otros los que me echan.
-No te entiendo. Explícate, por favor.
-No puedo con los políticos. Me subleva que nos tomen por tontos.
-Y ¿a quien no?

Los dialogantes son dos jóvenes. El que deja atrás su tierra dice que se va a Alaska. ¡Qué iluso! Si hasta los osos que vacilan sobre los icebergs están al tanto de los tejemanejes de los políticos y de la codicia de los bancos. El otro individuo, es decir -el que se queda-, le aconseja que no se deje llevar del pronto y que se lo piense bien. "Al menos, te irás con excedencia del trabajo", le pregunta mirándole fijamente a los ojos. El otro, sin pestañear, responde: "Me voy conmigo mismo, que ya es bastante"

Uno de los viajeros del autobús municipal recibe una alerta en su memoria. Es su oído el que le manda un invisible SMS. "Atento, que este coloquio no se oye todos los días en el bus". El sujeto pasa a la escucha, dejando un sudoku de lado. "Me enrolo en un pesquero y pasaré muchos meses en la mar. El capitán sabe que no he pisado jamás una cubierta, pero dice que no es problema", confía al amigo el que huye de los políticos Made in Cantabria. El que se queda en casa esperando ver la foto de Obama y Revilla en las cuevas de Altamira se echa las manos a la cabeza. "Cómo te vas a montar en un barco de pesca. Seguro que te mareas. Además, en esa zona hay muchos temporales y no tienes ninguna experiencia". "Pues es lo que hay. Puede que me maree, pero ahora ya lo estoy con tanta ida y vuelta del tren AVE. Hasta he soñado que el ministro de Fomento, sí hombre, sí, el Pepiño, lo conducía hasta Palencia y luego el líder del PRC hasta Santander, con parada en Reinosa, Los Corrales y Torrelavega para hacerse la fotuca". "Disparatas, tío", sostiene el que quedará en Cantabria Infinita aguantando 'la caló' que, según vaticinan los del meteo, apretará de lo lindo.